
A
pesar de que el estudio se haya realizado en ratones, Hattar enfatizó
en el parecido a los humanos en muchos sentidos. La exposición continua a
este tipo de actividad (irse a dormir con el iPad) contribuye a una
alteración neurológica que provoca la luz nocturna.
De
activarse las células podría afectar directamente la parte del cerebro
que se encarga de controlar el ánimo. En la investigación también se
observó el elevado nivel de la hormona del estrés por culpa de la luz
brillante cada 3,5 horas.
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