Por: Julio Ovalle
Recientemente estuve caminando un poco con Regino Martínez, S.J, visitando un centro comunal de ASOMILIN, Asociación Solidaria de Obreros Haitianos Inmigrantes.
Recientemente estuve caminando un poco con Regino Martínez, S.J, visitando un centro comunal de ASOMILIN, Asociación Solidaria de Obreros Haitianos Inmigrantes.
Quedé asombrado del grado de organización, de la sanidad de las relaciones fraternales al interior de los grupos que la constituyen, de los proyectos de auto- protección que han emprendido, del sentido de legalidad de sus actuaciones y sobre todo, de la visión práctica del trabajo.
En medio del encuentro final al que asistieron delegados de las distintas comunidades me asaltaron el pensamiento algunas ideas: pensé en el estilo despiadado, inhumano y fariseo de los sectores que dentro de la oligarquía dominicana mantienen una actitud discriminatoria contra los haitianos, humildes labriegos que dejan sus familias para cambiar sudor por un pedazo de pan. Entendí que ese sentido pragmático de la vida proviene de la inminencia del trabajo, de la "azá", de la coa, de la plana y del machete.
Pensé en el movimiento obrero dominicano. Atrasado, disperso, manipulado, y conducido por una capa de falsos dirigentes, burócratas que viven muy bien de negociar con las cúpulas empresariales y las compañías transnacionales las reivindicaciones de los trabajadores. Un movimiento obrero reformista, sin conciencia de clase, desconocedor de los valores universales del proletariado y de los esfuerzos de liberación de los pueblos. En medio del pensamiento me invadió la utopía.
La esperanza de lo inédito, de lo los sueños de quienes hemos vivido imaginando una sociedad verdaderamente humana. Y de nuevo pensé: carajo!!, tenemos que aprender de Los Haitianos, debemos organizarnos como lo hacen ellos, en una organización solidaria, en un "movimiento de masas", olvidarnos de esas estructuras sindicales corrompidas y trabajar con la solidaridad obrera dominicana, como lo hace Regino con la solidaridad fronteriza. Abrazos, ER.
En medio del encuentro final al que asistieron delegados de las distintas comunidades me asaltaron el pensamiento algunas ideas: pensé en el estilo despiadado, inhumano y fariseo de los sectores que dentro de la oligarquía dominicana mantienen una actitud discriminatoria contra los haitianos, humildes labriegos que dejan sus familias para cambiar sudor por un pedazo de pan. Entendí que ese sentido pragmático de la vida proviene de la inminencia del trabajo, de la "azá", de la coa, de la plana y del machete.
Pensé en el movimiento obrero dominicano. Atrasado, disperso, manipulado, y conducido por una capa de falsos dirigentes, burócratas que viven muy bien de negociar con las cúpulas empresariales y las compañías transnacionales las reivindicaciones de los trabajadores. Un movimiento obrero reformista, sin conciencia de clase, desconocedor de los valores universales del proletariado y de los esfuerzos de liberación de los pueblos. En medio del pensamiento me invadió la utopía.
La esperanza de lo inédito, de lo los sueños de quienes hemos vivido imaginando una sociedad verdaderamente humana. Y de nuevo pensé: carajo!!, tenemos que aprender de Los Haitianos, debemos organizarnos como lo hacen ellos, en una organización solidaria, en un "movimiento de masas", olvidarnos de esas estructuras sindicales corrompidas y trabajar con la solidaridad obrera dominicana, como lo hace Regino con la solidaridad fronteriza. Abrazos, ER.
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